Por circunstancias de la vida
(que en otro post comentaré), hace un par de meses me hicieron una entrevista
de trabajo. En inglés.
Así en plan… I speak English very well
fandango.
Tras enviar mi CV, se pusieron en
contacto conmigo para preguntarme qué hora me venía bien porque teníamos que
tener presente la diferencia horaria. Querían una entrevista por teléfono, pero
propuse mejor Skype. Una llamada a otro país me salía bastante cara si usaba mi
móvil.
Durante los días previos a la
entrevista estuve “acumulando” vocabulario específico. El inglés no se me da
mal, no tengo el nivel que me gustaría, pero podría ir a cualquier país sin
dificultad y sin pasarlo mal. Claro, tengo inglés de la calle, pero no inglés
profesional.
Quedamos a una hora en concreto,
por la tarde. Y me puse muy nerviosa. No me pongo tan nerviosa cuando hago una
entrevista, ya tengo algo de experiencia en hacerlas, pero es que en esta
ocasión había una pequeña barrera comunicativa…
Llegó 20 minutos tarde. Tuvimos
problemas con Skype: ella no me aparecía y yo no le aparecía a la
entrevistadora. Y tras conectar, mi micro no funcionaba bien y el suyo hacía
que su voz sonara como la de un robot. Eso no mejoraba la situación…
Vaya mal rato. Siendo consciente
de que tenía que hacer un esfuerzo mayor por tratarse de otro idioma (me
interesaba ir pillando esas palabras específicas que desconocía), la conexión
de Skype no fue la mejor. Aunque más tarde aumentó la calidad de la llamada.
Me trató muy bien y fue muy
comprensiva con mis problemas de idioma. Cuando le decía que no entendía una
palabra o cierta frase, me lo intentaba explicar o bien me lo enviaba por
correo electrónico. Así que al final salió todo estupendamente. Lo que pasó
después de la entrevista, como dije antes, será para otro post.
Conclusiones de esta experiencia:
el inglés de la calle está genial, pero el propio de mi ámbito profesional es
muy necesario. No hay que tener miedo a este tipo de situaciones, lo peor puede
ser la conexión a través de Internet, pero es una experiencia más de la que
podemos aprender muchísimo.
En realidad, ha sido como una
entrevista “normal” (persona entrevistadora + persona entrevistada + cuéntame
tu experiencia + te cuento lo que buscamos en mi empresa), simplemente cambia
el espacio (yo la hice en mi habitación y moví la mesa para que diera a un
armario de madera lista) y el idioma. Lo demás es igual. Al final, buscar
trabajo fuera es lo mismo que aquí, aunque es posible que dependiendo de país
encuentres pequeños matices.
Y lo que me dio más pena (o más
esperanzas en darle oportunidades a otros países): países extranjeros que te
quieren dar oportunidades tras leer tu CV vs. España, que si no eres
familia/amiga de alguien, ya puedes vomitar arcoíris con purpurina, que tu CV
no vale un duro.
No pasa nada… Yo voy a seguir
luchando aquí por ahora, que ya encontraré mi lugar como profesional.
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