Si no tenemos trabajo y no tenemos experiencia laboral, algo que siempre podemos hacer es voluntariado.
Creo que lo mejor del voluntariado es la amplia oferta que hay, es decir, puedes hacer voluntariado tanto en protección civil como en una ONG, así como diferentes centros, por lo que siempre podemos encontrar algo vocacional (tras informarnos, obviamente, pues una vez de pequeña me apunté a lo loco y bueno, no era lo que yo pensaba).
El año pasado estaba como voluntaria en la Asociación Arrabal AID. Y ahora también (tras una pausa por motivos laborales), aunque esté ocupada realizando cursos y terminando de gestionar la documentación y entrega de trabajos para acabar y tener el pretítulo, siempre hay algún día pueda participar en algo.
Mi última experiencia como voluntaria ha sido en el Centro Penitenciario de la provincia. Estuve en uno de los módulos para hacer un taller durante la tarde.
Un taller de... (suenan tambores...): ¡Risoterapia!
Comencé con el tema de la risoterapia hace poco, gracias a mis compañeras de clase Rocío y Saray, con las que tenía que realizar un proyecto y llevarlo a clase con mis compañeros/as, y nosotras elegimos esta temática. Y a partir de ahí, he realizado algún que otro taller más.
Con este última experiencia he podido trabajar con un colectivo muy interesante en mi profesión, aunque creo que sería una experiencia rica para otras personas que no tengan nada que ver con la educación social, pues no solamente el voluntariado es una experiencia que nos ayuda a crecer a cualquier persona, sino que al estar con ellos (solamente estuve con un grupo de chicos) te ayuda a abrir los ojos, y comprender que todas las personas nos merecemos otra oportunidad y que cometer un error es más fácil de lo que parece.
Pasamos una tarde muy divertida en las que la risa fue la protagonista. La risa de todas las personas que nos encontrábamos en la sala. Desde que comenzamos hasta finalizar el taller en el que realizamos varias dinámicas muy divertidas. Pues, a pesar de encontrar en una sala pequeña, aprovechamos todo el espacio disponible para no parar de reír.
Esta oportunidad no la tengo todos los días, pues las actividades como voluntaria las suelo realizar en sede la Asociación, y no en un centro cerrado, como lo es el centro penitenciario.
También creo que en muchas ocasiones, las personas creen que hacer voluntariado es algo aburrido, y que requiere un esfuerzo que no nos sirve de nada, pero mi experiencia no me dice eso, pues la satisfacción personal, la experiencia "laboral" y conocer a gente maravillosa es algo muy valioso, y a veces no lo sabemos valorar.
Y esto no lo digo yo, hay muchas personas que también opinan igual. En la IX Semana de la participación y el voluntariado de Málaga conocí a muchas personas, voluntarias y trabajadoras, de las que aprendí muchísimo (y eso que solamente estuve una tarde). Pero de esta IX Semana, ya hablaré en otro post.
Así que, para reflexionar...
La risa es un verdadero desintoxicante moral capaz de curar o por lo menos atenuar la mayoría de nuestros males. Y además, no hay ningún peligro si se supera la dosis. Dr. Rubinstein
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